A ti, que me has enseñado que la palabra amistad en verdad es un verbo al que le incomodan las mayúsculas y que siempre se acentúa.
Que me has hecho ver que la ira tiene la boca muy grande y las manos muy cortas y que, con paciencia, la bondad se abre paso descosiendo caminos.
Que me mostraste que la prudencia es esa gran virtud que en plena tempestad te permite ver la lluvia desde arriba.
A ti, por hacerme comprender que vivir de certezas es vivir sin aliento;
y a ser consciente de que habitamos en lo extraordinario pues la realidad es una excepción que dura lo justo.
Por todo esto y más, quiero devolverte un poquito de lo que he recibido.
Gracias Loli.
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Hace 10 horas